By Jeff Tamarkin
Bebo Valdés, a pioneering Cuban pianist, bandleader, arranger and composer who was instrumental in wedding traditional Afro-Cuban dance rhythms with the improvisational freedom of American jazz, died yesterday (March 23) in Stockholm due to pneumonia. A multiple Grammy and Latin Grammy winner, Valdés, who spent his last years living in Benalmádena, Spain, also suffered from Alzheimer’s disease. He was 94.
Ramón Emilio “Bebo” Valdés Amaro was born Oct. 9, 1918 in Quivicán, a village outside of Havana. His interest in music began at age 7 and he studied both European classical and Cuban music at Havana’s Municipal Conservatory. His earliest performances were in the native rumba style but his exposure to jazz in the 1930s altered the course of his music as he adopted the African-rooted rhythms and the swing of the American big bands to his own playing and arranging. Valdés is credited with developing the batanga rhythm.
His ascension to musical director for the Tropicana (as well as in-demand arranger for film scores and studio sessions) came in 1948. Valdés played piano not only for Cuban performers but for visiting American jazz artists (including Nat “King” Cole, with whom Valdés worked on the 1958 album Cole Español) and by 1952, when Verve Records’ Norman Granz recorded him for the label’s first Afro-Cuban jazz session in Cuba, his renown had spread beyond the island.
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Vitoria-Gasteiz Jazz Festival (Vitoria, Alava, 16 Julio 2008).
El Pabellón de Mendizorrotza se llenó hasta la bandera para vivir la noche más latina de la 32º Edición, gracias a las actuaciones de Javier Limón y los pianistas cubanos, hijo y padre, Chucho y Bebo Valdés.
El Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz vivió su noche más caliente en la que los aires cubanos trasladaron a los asistentes al mismo mar Caribe de donde procedían los ritmos. Con un pabellón casi a rebosar, los músicos que se presentaron en Mendizorrotza no defraudaron.
Los cubanos Chucho y Bebo Valdés regresaban a Vitoria esta vez juntos, mano a mano, con un predecesor bien conocido por ambos: Javier Limón, quien tenía como artista invitada a la mallorquina con orígenes guineanos, Concha Buika. Buika, volvía así a un escenario en el que el año anterior causó diversidad de opiniones. Ayer demostró con su impotente voz que lo del año anterior fue tan sólo una sombra en su incalculable carrera.
Limón, más conocido por su faceta como productor (cuenta con cinco premios Grammy y es el responsable de álbumes de gran éxito como "Lágrimas negras" de Bebo y El Cigala o "Cositas Ricas", del guitarrista Paco de Lucía) demostró que también sabe hacer música. Arropado por su banda Limón, formada por jóvenes cubanos, y la colaboración especial del batería Horacio El Negro Hernández y la invitada Concha Buika, desplegó un repertorio formado por canciones de jazz, con mucha improvisación y ritmos flamencos. Con el disco "Son de Limón", Javier deja a un lado los escenarios para dar a conocer un disco de jazz latino. En Vitoria demostró que con tan sólo 35 años, ya ha llegado hasta la cima.
Con el público ya entusiasmado, subió al escenario, asumiendo el peso de la actuación Chucho Valdés, para su padre y para muchos, el mejor pianista del mundo. Durante más de una hora, demostró con el permiso de su padre, que es uno de los pianistas cubanos más importantes de los últimos tiempos. A la fiesta del mambo, el danzón, el son y la percusión se sumó también Mayra, hermana de Chucho quien puso voz, gracia y movimiento de caderas a temas tan populares y aclamados por la grada como "Bésame mucho".
Así, Chucho junto con Lázaro Rivero al bajo, Yaroldy Abreu en la percusión y Juan Carlos Rojas en la batería embelesaron y convencieron a todo Mendizorrotza de que quizás sean ciertas las palabras de su padre.
El momento más esperado y emotivo de la noche fue cuando llegó Bebo Valdés, presentado por su hijo como el tres veces maestro: maestro como padre, como músico y maestro en la vida.
Maravillado por la hermosura del País Vasco, que contempló desde la ventana del coche que le trasladó a su llegada desde el aeropuerto de Loiu a Vitoria, comenzó su recital de maestría con una versión de "La paloma" del compositor alavés Manuel Iradier.
Con un público totalmente entregado y de pie, Bebo Valdés demostró a los asistentes porque es una leyenda viva del jazz. Aunque ahora resida en Estocolmo, lleva a la espalda, casi 90 años de música cubana.
El broche final llegó cuando Chucho invitó a la banda de Javier Limón a subir al escenario. Limón conoce muy bien a padre e hijo, con Bebo ha grabado hasta doce discos y con Chucho ha participado en la producción de sus tres últimos trabajos. El resultado, una preciosa improvisación de la canción "Lágrimas negras", donde Mayra y Concha Buika unieron sus voces para ofrecer al público el mejor de los regalos.
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